Seleccionar página

Diocleciano (242/245 – 311/312) fue emperador romano desde 284 hasta su abdicación en 305.

Primeros años

Diocles, más tarde conocido como Diocleciano, nació de origen humilde en la provincia balcánica de Dalmacia. Su fecha oficial de nacimiento fue el 22 de diciembre, y su año de nacimiento se ha estimado entre 242 y 245, basándose en una afirmación según la cual tenía 68 años al morir.

Siguiendo los pasos de sus predecesores, Diocleciano ascendió rápidamente en el ejército romano y se unió a una unidad de élite del ejército ilirio. En 283, acompañó al emperador romano Carus a Persia, formando parte de la guardia imperial o protectores domesticis. Continuó en este puesto bajo el sucesor e hijo de Caro, Numeriano, que murió un año después. Aunque existían sospechas sobre la implicación de Diocleciano en la muerte de Numeriano, la culpa recayó en el comandante de la Guardia Pretoriana Arrio Aper, suegro de Numeriano. Diocleciano, en busca de venganza por la muerte del emperador, mató a Aper delante de sus propias tropas.

Tras ser proclamado emperador en noviembre de 284, Diocleciano cruzó el estrecho del Bósforo hacia Europa. Allí se enfrentó y derrotó a Carino, hermano de Numeriano, que ejercía de co-emperador. Este triunfo marcó el control total del imperio por parte de Diocleciano, que asumió el nombre de Cayo Aurelio Valerio Diocleciano.

Su reinado

Como gobernar todo el Imperio Romano era un reto debido a su inmenso tamaño, Diocleciano lo dividió estratégicamente en dos partes, nombrando a su yerno Maximiano César en Occidente. Un año después, Maximiano fue ascendido a Augusto, asumiendo el nombre de Marco Aurelio Valerio. Diocleciano conservó el cargo de emperador en Oriente y mantuvo una posición superior, lo que le otorgaba autoridad para vetar cualquier decisión de Maximiano.

Sin embargo, la paz en el imperio no duró mucho. Diocleciano pasó cinco años haciendo campaña en la mitad oriental del imperio, logrando la victoria en 286 y ganándose el título de Germanicus Maximus. En Occidente, Maximiano se enfrentó al comandante de la flota del Mar del Norte, Carausio, que se autoproclamó emperador, pero acabó muriendo a manos de alguien bajo su mando.

Para abordar la cuestión de la sucesión, Diocleciano implantó la tetrarquía, dividiendo el imperio con dos Augusti (Diocleciano en Oriente y Maximiano en Occidente) y un César designado para suceder a cada Augusto. Cada líder administraba su territorio con su capital, mientras que todos los Césares rendían cuentas a los Augusti. Maximiano nombró César a su comandante pretoriano Constancio, mientras que Diocleciano eligió a Galerio.

Una vez restablecida la estabilidad, Diocleciano centró su atención en los asuntos internos. Para minimizar los riesgos de revuelta en las provincias periféricas, duplicó el número de provincias hasta cien y las organizó en doce diócesis, cada una gobernada por vicarios sin responsabilidades militares. Como se necesitaban más fondos para apoyar la reestructuración provincial y la expansión del ejército, Diocleciano revisó el sistema tributario. Ordenó un nuevo censo para determinar la población, la propiedad de la tierra y la productividad agrícola en todo el imperio. Además, para frenar la inflación galopante, promulgó el Edicto de Precios Máximos, que pretendía establecer precios fijos para bienes, servicios y salarios.

Al mismo tiempo que se enfrentaba a los retos financieros y de seguridad fronteriza, Diocleciano se ocupó de la creciente influencia del cristianismo, que percibía como un obstáculo para la estabilidad. En 297, ordenó a todos los soldados y al personal administrativo que ofrecieran sacrificios a los dioses; los que se resistían eran obligados a dimitir. Unos años más tarde, en 303, promulgó un decreto para la destrucción de iglesias y textos cristianos. Durante este periodo, conocido como la Gran Persecución, las repercusiones fueron graves para los cristianos: se arrestó a miembros destacados del clero y se les dio el ultimátum de sacrificar a las deidades paganas o enfrentarse a la muerte. La prolongada persecución terminó en el año 305.

Abdicación y muerte

En 303, Diocleciano cayó gravemente enfermo, lo que le obligó a abdicar en 305. Se retiró a su palacio-fortaleza de Spalatum, la actual Split, en Croacia. Diocleciano también convenció a Maximiano para que dimitiera, lo que dio lugar a una abdicación conjunta. Esto allanó el camino para que Constancio y Galerio ascendieran como nuevos Augusti, mientras que Maximino y Severo fueron nombrados nuevos Césares. Aunque salió brevemente de su retiro en 308, el emperador pasó el resto de sus días en su palacio, falleciendo en octubre de 311.

La tetrarquía de Diocleciano acabó desapareciendo. Tras años de conflictos entre sucesores, el hijo de Constancio, Constantino I, logró la reunificación del imperio tras la batalla del Puente Milvio en 312. Estableciendo su gobierno en una ciudad que llevaría su nombre, Constantinopla, Constantino concedió al cristianismo el debido reconocimiento e incluso abrazó la fe. En 476, con la caída del Imperio Romano de Occidente, Oriente, aunque conservaba ecos de la Antigua Roma, experimentó un renacimiento como Imperio Bizantino.

Autora: Beatriz Camino Rodríguez.