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Las Leyes de Abril, también conocidas como Leyes de Marzo, fueron firmadas por el emperador Fernando I de Austria el 11 de abril de 1848. Se trataba de un conjunto de leyes destinadas a modernizar el Reino de Hungría y convertirlo en un estado-nación democrático parlamentario.

 

Antecedentes

 

A mediados del siglo XIX el Imperio de los Habsburgo, que incluía Hungría, se enfrentaba a una importante crisis política y económica. El liderazgo y la riqueza del imperio estaban en manos de la aristocracia. Esto provocó un descontento generalizado entre la población, que exigía una mayor representación política y reformas económicas. En marzo de 1848, los revolucionarios de Viena obligaron al emperador Fernando I de Austria a otorgar una constitución y establecer una asamblea representativa. Este acontecimiento desencadenó revueltas similares en todo el imperio, incluida Hungría.

 

Tras las revoluciones de París (24 de febrero) y Viena (13 de marzo), la Dieta Húngara, órgano legislativo del país, se reunió para debatir la situación. Los liberales, que dominaban la cámara baja de la Dieta, intentaron evitar una revolución social radical haciendo hincapié en la reforma y la liberación nacional. En consecuencia, el 15 de marzo, Lajos Kossuth, figura destacada del movimiento nacionalista húngaro, presentó una serie de demandas que se conocieron como las Leyes de Abril. 

 

Kossuth sostenía que Hungría debía gozar de mayor autonomía dentro del Imperio de los Habsburgo y que el pueblo debía tener más voz en el gobierno. Su programa pretendía preservar el poder de la alta burguesía y crear un Estado magiar independiente unido al Imperio Austriaco sólo en la persona del emperador-rey. Este programa fue adoptado tanto por la Cámara Alta como por la Cámara Baja.

 

Las Leyes de Abril

 

Las Leyes de Abril consistían en 12 exigencias destinadas a establecer a Hungría como una nación independiente dentro del Imperio de los Habsburgo. Preveían un virrey en Budapest que ejerciera las prerrogativas del emperador sin responder ante Viena. Las Leyes también establecían que Hungría debía controlar su propia guardia nacional, presupuesto y política exterior y que debía tener su propio ministerio responsable ante el parlamento húngaro. Además, los representantes del parlamento debían hablar la lengua húngara. 

 

Otras disposiciones clave eran la libertad de prensa, expresión y reunión, así como el establecimiento de un gobierno responsable con derecho a iniciar y vetar leyes. Además, las Leyes de Abril abolieron el feudalismo y liberaron a los siervos de sus obligaciones para con los terratenientes. Otra disposición fue el reconocimiento de la igualdad de todos los ciudadanos, independientemente de su nacionalidad o religión. Por último, las Leyes incluían la introducción de un sistema educativo moderno y laico, cuyo objetivo era proporcionar a todas las personas acceso a la educación y promover el desarrollo de una sociedad más informada y educada.

 

La Dieta húngara aprobó las Leyes de Abril en marzo de 1848, y el emperador Fernando las aceptó a regañadientes el 11 de abril de 1848. Sin embargo, tras la abdicación del Emperador ese mismo año, su sucesor Francisco José revocó arbitrariamente las leyes sin ninguna competencia legal.

 

Consecuencias

 

Las Leyes de Abril inspiraron demandas similares de reforma política y económica en toda Europa, incluso en Italia, Polonia y Alemania. Sin embargo, el Imperio de los Habsburgo estaba decidido a mantener su control sobre Hungría y el país se sumió en un largo y sangriento conflicto conocido como la Revolución Húngara de 1848. Los revolucionarios lucharon ferozmente contra las fuerzas imperiales, pero finalmente fueron derrotados en 1849.

 

Como consecuencia, el país se vio sometido a una dura represión y fue obligado a aceptar la autoridad de la monarquía de los Habsburgo. Muchos de los logros alcanzados por las Leyes de Abril quedaron anulados y Hungría no conservó su plena autonomía exterior hasta el Compromiso de 1867, que más tarde influiría en la posición de Hungría en la Primera Guerra Mundial.

Autora: Beatriz Camino Rodríguez