CARLOS III

Tras la subida al trono español de Carlos III por la muerte de su medio hermano Fernando VI (1759), se produjo un relevo en el poder mediatizado por el hecho de que el nuevo monarca ya era soberano de Nápoles y se encontraba ausente de España. Su madre, la reina Isabel de Farnesio se convirtió en regente, y cuando Carlos III llegó a la península se empezaron a realizar importantes cambios en la moneda, no sólo en el retrato realizado para el oro, donde aparece con armadura, manto y toisón al cuello, que además lleva una peluca corta que le diferencia de sus antecesores, obra del entonces grabador principal de la casa de la Moneda de Madrid, Tomás Francisco Prieto, que por sus peculiares características será denominado “Cara Rata”, sino que además se modificará radicalmente el reverso, donde el escudo va a incluir las armas de los territorios pertenecientes a su herencia materna (Parma de los Farnesio y Toscana de los Médici) creándose un gran escusón central con las armas de Castilla-León, mostrando que esta Corona era el centro de la Monarquía, además de eliminar cualquier referencia a la orden francesa del Espíritu Santo, tan presente en los reinados anteriores. Por último se decide poner una nueva frase religiosa: In Utroque Felix in Auspice Deo, indicando que el monarca se encontraba bajo la protección de Dios y que reinaba felizmente en ambos hemisferios. Estos cambios se iniciaron en las monedas realizadas en la península, pero tanto Madrid como Sevilla acuñaron gran cantidad de piezas de pequeño valor en el oro, pero escasísimas de alto valor, de hecho sólo se conocen escasísimas onzas de estas características fabricadas en Madrid en 1760 y en Sevilla de 1762, que algunas consideran casi pruebas. De hecho en Madrid y Sevilla no se volverán a acuñar onzas hasta 1772. Esta Onza de 1762 con la marca de ceca (S) y los ensayadores (JV, José de Villaviciosa y Vicente Diez de la Fuente) a ambos lados del Toisón es una de las piezas más exclusivas de este reinado.