Desde la aparición del primer “Homo” hace más de dos millones de años, el hombre ha ido evolucionando y dando pasos en su historia hasta llegar a nuestros días. Hoy nos podrían parecer irrisorios o sin importancia los primeros logros alcanzados en nuestros orígenes, como la aparición de las  bifaces en el Achelense, la aplicación de la técnica Levallois del Musteriense, o el paso de la piedra tallada a la pulimentada; sin embargo, resultan tan importantes y revolucionarios como el teléfono, el cine o internet, que hoy en día nos resultan esenciales.

Con la aplicación de las nuevas técnicas en el trabajo de los útiles líticos, el Homo Neardenthalensis y el Homo Sapiens no sólo demostraron su inteligencia y visión de practicidad para hacer la vida cada vez más fácil, sino que, además, fueron los primeros artistas, al conjuntar belleza y utilidad.

Uno de los primeros grandes logros es la aparición de las  bifaces en el Achelense (700.000 hasta 150.000 A.C.), que se caracterizan por trabajar la piedra de forma simétrica a ambos lados de la lasca dando lugar a un útil de forma triangular y base semicircular. También son importantes en este periodo los triedros y hendedores, cuya utilización era muy variada, tanto para cortar, como para trabajar distintos materiales.

Si seguimos avanzando a través del Paleolítico, nos adentramos en el periodo Musteriense (150.000 hasta 25.000 A.C.), donde aparece el primer “homo ingeniero”, capaz de tallar una piedra y concebir conceptualmente cómo obtener una lasca fina y laminada a partir de un núcleo. Así nace la nueva técnica de talla lítica denominada Levallois. Se pasa de tallas más burdas a tallas más finas y a un mayor aprovechamiento de la piedra.

Un periodo de grandes innovaciones es el Solutrense (25.000 hasta 15.000 A.C.), donde se consiguen unos útiles líticos mucho más perfeccionados, al empezar a tallar de forma indirecta con percutores blandos, llegándose incluso a hacerlo por presión en las últimas etapas. Se obtienen puntas de flecha, hojitas truncadas, puntas foliáceas, raspadores, etc. que pueden ser enmangados. Aún hoy en día sorprenden la belleza y destreza en la realización de estas piezas estrechas y planas.